Y, ¿Por qué, el Turquesa?

Pues porque es justo el color que mejor define a una persona con disléxia.

El color turquesa ayuda a abrir las líneas de comunicación entre el corazón y la palabra hablada.  Y es que la persona Disléxica, habla desde el corazón. El color invita al equilibrio y a la estabilidad emocional, sanando las emociones.

Es un color alegre, que disfruta de la vida y que hay que tener alrededor para equilibrar los altibajos emocionales que todo Disléxico sufre por no sentirse parte del sistema.  

El Turquesa, ayuda a pensar con claridad y a tomar decisiones. Porque ya se sabe, que los disléxicos, son un mar de dudas… menos en la creatividad, ¡su gran fortaleza entre donde las haya!.

Si tuviésemos que definir la personalidad de las personas con Dislexia, coincidirían plenamente con el significado del color turquesa en cuanto a esta, son amigables, accesibles, grandes comunicadoras, empáticas y cariñosas.

Es un gran color para tener a su alrededor, ya que ayuda a pensar con claridad y a tomar decisiones, así como en el desarrollo de habilidades organizativas y de gestión. Da confianza y ayuda en la comunicación. En definitiva, ¿se puede definir mejor a una persona disléxica a través de otro color que no sea el Turquesa? Claramente, no.

Con la iluminación en Turquesa de todos los edificios que dan visibilidad hoy a la Disléxia, sólo esperamos, que, a partir de mañana, toda esa energía se trasforme en un sistema educativo inclusivo donde las diferencias se conviertan en igualdad de oportunidades.

Ahora, con el momento burbuja de la Covid-19, esta igualdad de oportunidades claramente no existe y no se puede llevar a cabo. Por lo que emplazamos a los políticos responsables del sistema educativo a que formulen planes estructurales que ante cualquier otra situación homóloga a la actual no discrimine a ninguna persona con Dificultades Específicas de Aprendiza fuera del sistema educativo. Que no viene a ser otra cosa que su formación como futura persona. 

Esperamos que, entre todas y todos, políticos, profesionales de la educación y familias, seamos capaces de reflejar la preciosidad de nuestros monumentos teñidos en Turquesa, en nuestros hijas e hijos, que son nuestros verdaderos monumentos.

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